Cada año se producen en todo el mundo unos 370 millones de toneladas de plástico, de los cuales 58 millones corresponden a Europa. Estos datos tan significativos hacen que la apuesta por el desarrollo de estrategias eficaces para el reciclado, la reutilización y la economía circular de estos materiales sea una prioridad.
El moldeo rotacional o rotomoldeo es una tecnología de transformación de plásticos que permite fabricar piezas complejas de gran tamaño para sectores estratégicos como la movilidad, la energía, la industria, el mobiliario urbano, la construcción o el equipamiento médico. Sin embargo, el hecho de usar el plástico como materia prima, no hace que esta tecnología pierda de vista la relevancia de preservar el entorno natural.
De hecho, el rotomoldeo presenta un impacto medioambiental inferior a otros procesos de fabricación con los que compite -como la calderería de acero o la fibra de vidrio- gracias a la reciclabilidad de los materiales y a la menor huella de carbono de los mismos.
Cabe destacar que el moldeo rotacional permite llevar a cabo unas buenas prácticas de sostenibilidad medioambiental como la correcta trazabilidad de los materiales empleados, ejecutar una adecuada separación de las familias poliméricas y usar una cantidad reducida de aditivos.
El rotomoldeo utiliza termoplásticos 100% reciclables. Se trata de polímeros que se funden al calentarse, lo que permite volver a moldearlos y ser reutilizados en distintas aplicaciones. Este hecho diferencia el moldeo rotacional de otros sistemas que emplean resinas epoxi o poliésteres termoestables que, una vez moldeados, no se pueden volver a fundir para conferirles una nueva forma, por lo que no se pueden reutilizar y tienen un ciclo de vida mucho más contaminante.
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Marcando el ritmo de la economía circular en el plástico
En los últimos tiempos, se han hecho grandes avances en el uso de materiales de economía circular en el moldeo rotacional. Mediante esta técnica se generan productos más resistentes a la corrosión y al desgaste cuando son sometidos a condiciones climatológicas adversas y a la intemperie, por lo que las piezas fabricadas tienen una mayor durabilidad y no necesitan tratamientos adicionales que puedan resultar contaminantes y dificultar su reciclaje y reutilización como, por ejemplo, la pintura.
Si se desarrollan las medidas adecuadas de gestión, clasificación y tratamiento de los plásticos reciclados, el moldeo rotacional se sitúa como una técnica con gran capacidad para la valorización de esta materia prima.
Asimismo, esta tecnología constituye un proceso muy adecuado para la fabricación de piezas de mobiliario, contenedores o señalética, ya que gracias al uso de plásticos reciclados se cumplen los requisitos técnicos demandados. Pero además, la baja degradación de los plásticos durante el proceso de rotomoldeo hace que siga siendo un material de buena calidad tras su primer uso, de manera que puede volver a procesarse sin que los materiales sufran una gran pérdida en sus prestaciones.
Teniendo en cuenta todos estos elementos, el moldeo rotacional no solo es una tecnología eficiente y más económica que otros sistemas empleados en la actualidad para la fabricación de piezas de gran tamaño, sino que además puede ser un aliado fundamental en la protección del medio ambiente, ya que se basa en la utilización de plásticos fácilmente reciclables y reutilizables y presenta todas las ventajas para garantizar el procesamiento adecuado de las materias primas empleadas una vez que el ciclo de vida de los productos llega a su fin.